Globalización, aranceles y democracia: por qué el aislacionismo no es la respuesta, según el economista Dani Rodrik

"La autosuficiencia es un camino hacia el declive económico. Ningún país, ni siquiera Estados Unidos o China, puede prosperar sin que los mercados reciban insumos del resto del mundo".

Así lo afirma Dani Rodrik, profesor de la Cátedra Ford Foundation de Economía Política Internacional de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de Harvard. Rodrik critica desde hace tiempo la globalización sin restricciones y respalda el uso de la política industrial para el desarrollo económico.

El año 2025 arrancó entre temores de una guerra comercial global provocada por la imposición de aranceles a las importaciones estadounidenses por parte del presidente de EE. UU., Donald Trump. En la Reunión Anual del Foro Económico Mundial de este año, Rodrik habló con Radio Davos sobre los fracasos de la "hiperglobalización", los beneficios y riesgos del nacionalismo económico, y por qué la prosperidad de la clase media es vital para mantener la democracia.

Estos son los puntos clave de lo que dijo.

Una de las principales causas de la polarización política observada en la mayoría de los países desarrollados fue la "priorización sin pensar" de la globalización a principios de la década de 1990, afirma Rodrik. Durante ese tiempo, los objetivos económicos, sociales y ambientales de los países quedaron en segundo plano, ya que los responsables políticos se centraron en cómo integrarse en la economía global, en lugar de preguntarse cómo la economía global podría ayudarles a alcanzar sus propios objetivos.

"A medida que las economías se fueron integrando más entre sí, se desintegraron más internamente, con desigualdades en los ingresos, en las percepciones sociales y culturales, en una sensación de desconexión entre la gente común y las élites políticas", afirma Rodrik.

Un actor clave que se benefició de esta época fue China, afirma, aunque cabe destacar que gran parte de su éxito se debió a la adopción de un enfoque muy controlado, en lugar de seguir las reglas de la hiperglobalización de simplemente abrirse a la economía global.

Como demuestra el éxito de China, las políticas industriales son una herramienta importante que los gobiernos pueden utilizar para estructurar y diversificar sus economías, aumentar su productividad, sentar las bases para el crecimiento económico futuro y crear oportunidades.

Incluso en Estados Unidos, en el momento en que la política industrial se consideraba "intelectualmente pasada de moda", existían varias políticas de apoyo a las pequeñas empresas, la investigación y la innovación que se llevaban a cabo de forma discreta—medidas que resultaron aún más importantes a la hora de competir con China y de permitir la transición verde.

Una de esas políticas industriales que apoya Rodrik es la Ley de Reducción de la Inflación (Inflation Reduction Act, IRA) de 2022 promulgada por la administración Biden, el programa de subvenciones federales de Estados Unidos destinado a estimular la inversión en tecnología verde y la descarbonización.

En medio de una reducción significativa en el costo de las energías renovables —gracias, en gran parte, a los subsidios de China a las tecnologías verdes— y una reacción violenta contra la fijación de precios del carbono, lo que fue clave para el éxito de la IRA es que buscó emular la política industrial china para lograr el progreso tecnológico en nuevas industrias verdes y renovables de tal manera que generara apoyo político.

"Y cuanto más se avanza por este camino, más se fortalecen las industrias verdes o las energías renovables y las regiones del país que se benefician de ello... eso crea un impulso político que permite emprender el camino de la descarbonización a través de los incentivos en lugar de las sanciones", afirma Rodrik.

De hecho, es por esta razón que Rodrik espera que Trump, un crítico de la IRA, no dé marcha atrás en la medida en que amenazó durante la campaña electoral presidencial.
"Creo que, por razones políticas, muchas de estas políticas seguirán vigentes porque hay muchas empresas, muchos sectores y muchas regiones que se están beneficiando de estos incentivos. Así que no van a querer que se reduzcan", afirma Rodrik.

Rodrik también habló sobre el "nacionalismo económico", describiéndolo como "una de esas palabras que asustan".

"Pero hay diferentes variedades de nacionalismo económico. Una variedad puede ser bastante útil, no solo para una economía, sino también para el mundo en general. A esa variedad la llamo, a falta de una palabra mejor, desarrollismo, que consiste en que los países persigan su propia agenda de desarrollo".

Sin embargo, advierte que otras variedades de nacionalismo económico—como el mercantilismo o, en su forma más extrema, el imperialismo económico—pueden ser muy perjudiciales.

"La autosuficiencia es un camino hacia el declive económico", advierte Rodrik. "Ningún país, ni siquiera Estados Unidos o China, puede prosperar sin que los mercados reciban insumos del resto del mundo, obtengan tecnología en la que no están a la vanguardia, accedan a mercados para sus exportaciones, etc.

"En la medida en que el nacionalismo económico antepone los intereses económicos nacionales, no hay forma de hacerlo sin utilizar los mercados mundiales. Así que no creo que el aislacionismo sea un camino que los nacionalistas económicos inteligentes elegirían".

Entonces, ¿qué ocurre con los aranceles de Trump y su amenaza de una guerra comercial mundial? A los pocos días de su toma de posesión, el presidente estadounidense anunció aranceles a Canadá, México y China, y se esperan más. Desde entonces, China ha impuesto aranceles de represalia.

"Creo que los aranceles tienen su utilidad", afirma Rodrik. "Los aranceles pueden ser un escudo para proteger tus políticas económicas nacionales o tus acuerdos económicos sociales. Así que, de vez en cuando, puedes utilizarlos para proteger lo que estás haciendo a nivel nacional. Pero no es una solución milagrosa en el sentido de que por sí sola vaya a resolver muchos problemas".

Agrega Rodrik: "Creo que el enfoque de Trump con respecto a los aranceles es que básicamente los ve como una especie de política multipropósito que va a solucionar el problema de competitividad de Estados Unidos, restaurar la clase media y crear muchos empleos. Que va a arreglar la balanza comercial. Que va a reafirmar al dólar estadounidense como una especie de moneda de reserva.

"Los aranceles por sí solos no pueden hacer eso. Los aranceles pueden ser, en el mejor de los casos, un complemento, pueden desempeñar un papel de apoyo para una estrategia económica nacional".

Asimismo, Rodrik exhorta a otros países a mantener la calma y no tomar represalias, ya que "en última instancia, los costos recaen principalmente en el país".

La hiperglobalización ha tenido ramificaciones significativas más allá de la economía que, según Rodrik, amenazan el tejido de la democracia.

"La erosión y la creciente inseguridad económica de la clase media es un elemento significativo de lo que está sucediendo en nuestras democracias", afirma Rodrik. De hecho, considera la erosión de la clase media como una de las principales causas del avance de las fuerzas autoritarias, la extrema derecha y el populismo de derecha en todo el mundo—especialmente en las economías avanzadas.

Para proteger los valores democráticos, es por tanto vital hacer esfuerzos para restaurar la clase media mediante la creación de "buenos empleos"—empleos que se han vuelto escasos como consecuencia de la globalización y un movimiento más amplio hacia industrias basadas en servicios en un mundo cada vez más desindustrializado.

Para ello, será clave la colaboración entre gobiernos, empresas y los propios trabajadores.
"Una democracia sostenible y saludable depende de una amplia clase media. Y creo que necesitamos una reflexión muy seria sobre cómo conseguirlo. Intentar recuperar la manufactura no va a funcionar. Luchar guerras geopolíticas con China no va a funcionar", advierte Rodrik.

"Ni siquiera la transición verde, por muy importante que sea, va a funcionar. Así que necesitamos una estrategia completamente nueva basada en la creación de buenos empleos en los servicios para reconstruir la clase media".

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