3 prioridades para impulsar la competitividad de Europa en un mundo cambiante

La economía europea ha quedado rezagada respecto a Asia y Estados Unidos durante los últimos 15 años. Este bajo desempeño continuará e incluso podría empeorar sin una reconsideración drástica de la regulación económica tal como la conocemos, una conclusión respaldada por el reciente informe de Mario Draghi sobre la competitividad europea.

La nueva administración de Estados Unidos está implementando una agenda agresiva de crecimiento económico impulsada por la desregulación, recortes fiscales y políticas comerciales que podrían dejar a las economías europeas aún más atrás, justo cuando la inteligencia artificial y otras tecnologías transformadoras están en auge.

La Comisión Europea ha reconocido estos desafíos en su nueva brújula de competitividad, proponiendo medidas para impulsar la innovación y coordinar políticas. Sin embargo, aunque este es un paso en la dirección correcta, se necesitan cambios más fundamentales.

Hay mucho en juego hoy. Oliver Wyman estima que, si Europa continúa con su trayectoria de crecimiento de 2021-23 en lugar de igualar la de Estados Unidos, el PIB per cápita europeo para 2030 sería 11.200 más bajo en euros actuales. Y eso sin contar la agenda de crecimiento de Trump.

Para evitar este resultado, Europa debe rediseñar fundamentalmente su enfoque hacia el crecimiento económico, alineando tres mecanismos clave de política: estrategia industrial, finanzas públicas y supervisión regulatoria. Solo transformando estos dominios fragmentados en un sistema coordinado podrá Europa competir en las industrias que definirán la próxima década.

A medida que la inteligencia artificial transforma las industrias y los cambios geopolíticos remodelan los patrones comerciales, la necesidad de integrar los mecanismos de política solo se intensificará. Actualmente, operan de manera aislada, gestionados por agencias separadas con agendas distintas, lo que lleva a prioridades contradictorias y oportunidades perdidas.

Por ejemplo, mientras que la política de innovación promueve el desarrollo de la inteligencia artificial, los marcos regulatorios fragmentados a menudo impiden su implementación, y los mecanismos de financiamiento no apoyan la expansión. Crear coherencia entre estas tres dimensiones puede generar un efecto positivo en cadena, donde las políticas alineadas canalizan la inversión hacia sectores estratégicos, mejorando la productividad y promoviendo el crecimiento. La herramienta de coordinación de la competitividad propuesta por la Comisión Europea tiene como objetivo alinear las políticas nacionales y de la Unión Europea e integrar las políticas industriales y de investigación. Pero una transformación real y duradera requiere una integración más profunda de los tres niveles de políticas en todos los niveles.

El surgimiento de Taiwán como una potencia en semiconductores demuestra el poder de la alineación. La economía combinó marcos especializados de protección de propiedad intelectual con programas estratégicos de co-inversión, al tiempo que centró la política industrial en las capacidades de manufactura avanzada. Actualmente, alberga más del 65 % de la fabricación avanzada de chips.

Por otro lado, el programa YOZMA de Israel convirtió 100 millones de dólares de capital gubernamental en una industria de capital de riesgo de 8.5 mil millones de dólares, al adaptar los marcos regulatorios para fomentar la participación de capital de riesgo extranjero y catalizar la inversión privada mediante fondos contrapartida.

Una estrategia industrial efectiva es la base de una política económica alineada. Si bien la Brújula de Competitividad de la Comisión Europea identifica una amplia gama de sectores estratégicos, desde la IA hasta la biotecnología, Europa debe priorizar aún más los sectores en los que tiene una ventaja competitiva real y un potencial transformador, evaluando no solo las perspectivas de crecimiento, sino también la capacidad de beneficiarse de un apoyo político sincronizado.

Definir una estrategia debe ir más allá de la planificación de alto nivel e incorporar profundidad a través de inteligencia de mercado detallada en tiempo real y ejecución basada en datos para coordinar las respuestas políticas.

La región tecnológica de Brainport Eindhoven en los Países Bajos demuestra cómo podría funcionar esto, utilizando mapeo granular del ecosistema para identificar puntos de intervención precisos y coordinar las respuestas políticas en distintos dominios. Se espera que la región cree más de 50.000 nuevos empleos en tecnología y TI para 2032.

Mientras que la estrategia industrial establece la dirección, el segundo mecanismo clave —las finanzas públicas— debe estar estructurado para impulsar el desarrollo a gran escala. El Fondo de Competitividad propuesto por la Comisión Europea promete mecanismos de financiamiento flexibles para movilizar capital privado. Sin embargo, el éxito aún requiere una coordinación efectiva entre los niveles de la Unión Europea, nacionales y regionales, así como una integración entre programas.

El enfoque coordinado de financiamiento de Sajonia y su "estrategia de clúster" para apoyar la industria de micro y nanoelectrónica demuestra este potencial, combinando subsidios significativos, incentivos fiscales e inversiones en infraestructura de alta tecnología para atraer a fabricantes globales de semiconductores.

El estado colaboró con el gobierno nacional y la ciudad de Dresde para desarrollar parques industriales especializados, agilizar los procesos regulatorios y crear asociaciones público-privadas. También priorizó el desarrollo de la fuerza laboral financiando programas universitarios y técnicos adaptados al sector de semiconductores, posicionando a Dresde como un centro de innovación de primer nivel. Estas medidas atrajeron con éxito asociaciones estratégicas de grandes actores globales, consolidando a Silicon Saxony como el clúster de microelectrónica más grande de Europa, con 600 miembros.

El desafío ahora es replicar estos éxitos utilizando la nueva arquitectura de financiamiento de la Comisión Europea. Esto significa no solo consolidar las fuentes de financiamiento, sino también asegurarse de que trabajen en conjunto con las estrategias de desarrollo regional. Esto requiere una reevaluación crítica del apoyo a sectores tradicionales como el carbón y la fabricación de automóviles, mientras se aseguran programas sólidos de transición para los trabajadores afectados.

El tercer mecanismo esencial, los marcos regulatorios, debe evolucionar de manera conjunta. El compromiso de la Comisión Europea de reducir las cargas administrativas en un 25 % es bienvenido, pero la transformación regulatoria debe ir más allá de la simplificación para habilitar activamente la innovación en sectores estratégicos. Esto implica establecer un equilibrio adecuado entre riesgo e innovación desde las primeras etapas de desarrollo de un sector, así como mecanismos para recalibrar la regulación, especialmente en sectores de alta prioridad, a medida que evolucionan.

Los regulatory sandboxes, que permiten a las empresas probar productos sin supervisión regulatoria completa, demuestran este enfoque. Las empresas participantes tienen un 50 % más de probabilidades de recaudar capital, mientras que proporcionan a los reguladores información clave sobre riesgos y oportunidades emergentes.

Por ejemplo, un innovador corredor de hipotecas que participó en un regulatory sandbox en el Reino Unido desarrolló un modelo de negocio que ofrecía conexiones gratuitas entre prestatarios y prestamistas. Este enfoque le valió el reconocimiento como el mejor corredor de hipotecas del Reino Unido durante 13 años consecutivos, otorgado por una asociación de la industria hipotecaria. Al adaptar la supervisión a los riesgos reales y agilizar los procesos, podemos fomentar la innovación mientras mantenemos protecciones sólidas.

La experiencia técnica de Europa, su infraestructura de investigación y la escala de su mercado proporcionan los cimientos para un liderazgo renovado en la economía global. Lo que se necesita ahora es el coraje para enfocar los esfuerzos donde más importan y el compromiso de alinear los mecanismos de política para reavivar el dinamismo europeo e impulsar la próxima generación de crecimiento.