Por qué invertir en la educación de las niñas es un imperativo tanto moral como económico

La igualdad de acceso a la educación es un derecho humano básico.

La igualdad de acceso a la educación es un derecho humano básico.

Image: Freepik.com

Awut Deng Acuil
Minister of Education, Ministry of Education, Science and Technology of South Sudan
Randa Grob-Zakhary
CEO and Founder, Education.org
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Gender Equality

  • Si todas las niñas llegaran a completar la educación secundaria, los países ganarían entre 15 y 30 billones de dólares en productividad y ganancias a lo largo de la vida.
  • Pero el progreso en paridad de género se distribuye de manera desigual en el mundo, especialmente en África.
  • Algunas innovaciones escalables y rentables, como los programas de educación acelerada (PEA), ya se están llevando a cabo en las comunidades para ampliar el acceso a la educación.

Mucho antes de anunciarse los recientes recortes sin precedentes en la ayuda internacional para el desarrollo, los fondos destinados a la educación estaban disminuyendo en proporción al total. Esto, a pesar de la grave crisis educativa que sufren los países de bajos ingresos y del hecho de que, de todas las inversiones en nuestro futuro común, la ayuda destinada a la educación, especialmente de las niñas, ofrece un enorme retorno.

Un estudio reciente muestra que las inversiones realizadas en educación son directamente responsables de la mitad del crecimiento económico de las últimas tres décadas. Y, como sugiere otro estudio del Banco Mundial, si todas las niñas tuvieran la oportunidad de completar su educación secundaria, los países ganarían entre 15 y 30 billones de dólares en productividad e ingresos a lo largo de su vida.

Por supuesto, no es necesario decir que la igualdad de acceso a la educación es un derecho humano básico. Pero tanto estudios como experiencias han demostrado repetidamente que la educación de las niñas es también una de las formas más eficaces de romper el ciclo de pobreza, desafiar las desigualdades estructurales e impulsar el crecimiento económico.

Si todas las niñas completaran la educación secundaria, las tasas de matrimonio infantil se desplomarían en casi dos tercios a nivel mundial. Mientras tanto, la educación de las niñas reduce la incidencia de la malaria, el VIH/SIDA y la mortalidad infantil, y aumenta la probabilidad de que las generaciones futuras, tanto niños como niñas, vayan a la escuela.

¿Qué progresos se están realizando hacia la igualdad de género?

Actualmente, el progreso hacia la igualdad de género se distribuye de manera desigual a nivel nacional e internacional. En muchas partes de África, si bien se han logrado avances significativos en la educación de las niñas en los hogares urbanos más ricos, en las comunidades rurales la situación no ha cambiado mucho. No debemos permitir que el progreso considerable e impresionante de algunas mujeres y niñas nos impida ver los enormes desafíos que enfrenta la mayoría, sabiendo que las disparidades de género a nivel mundial están aumentando.

En Sudán del Sur, 2,8 millones de niños, niñas y jóvenes están crónicamente sin escolarizar. Solo una de cada diez niñas completa la educación primaria; las niñas representan solo un tercio de los estudiantes de secundaria; y el 40% de las que abandonan los estudios en esta etapa lo hacen por embarazo o matrimonio precoz. Cuando se enfrentan a la necesidad de elegir, las familias priorizan la educación de sus hijos sobre la de sus hijas.

Como ministra de Educación, cuando visito comunidades rurales, a veces después de días de caminar por la selva, recuerdo a los líderes locales que les hablo como mujer, al igual que sus hijas. Les pregunto: "¿Dónde encontrarán a los médicos, profesores e ingenieros para atender a su comunidad? ¿Quién representará a su pueblo?". Son conversaciones difíciles pero esenciales. La educación es una responsabilidad colectiva, que debe ser compartida por madres y padres, docentes, líderes comunitarios, el gobierno y, a veces, la comunidad global.

Por qué necesitamos inversiones más inteligentes y soluciones creativas en educación

Durante años, los sistemas educativos han dado prioridad a la infraestructura, pero el progreso en ampliar el acceso a la educación no se ha traducido en mejores resultados de aprendizaje. En África, nueve de cada diez niños no pueden leer una frase sencilla a los 10 años. Esto no es solo un escándalo, sino una catástrofe económica. Dado que la población del continente es la más joven del mundo, el costo de la inacción es demasiado alto.

Estamos contentos de tener aulas, pero muchas no cuentan con profesores capacitados ni con los recursos esenciales necesarios para impartir conocimientos básicos de lectura, escritura y aritmética. En Sudán del Sur, hemos aumentado el acceso a los libros escolares de uno por cada 19 niños a uno por cada tres, pero el 40% de las escuelas secundarias todavía carecen de los materiales básicos necesarios para funcionar eficazmente.

Incluso para las niñas que tienen acceso a la educación formal, la calidad del aprendizaje sigue siendo un desafío; los patrones persistentes de exclusión y la permanente inestabilidad regional continúan forzando a las niñas a abandonar las aulas. ¿Cómo invertimos de manera inteligente para equipar consistentemente a todos los niños con habilidades de alfabetización, aritmética y para la vida?

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Los modelos innovadores, impulsados por la tecnología y dirigidos por la comunidad han demostrado ser prometedores. Países como Kenia y Sierra Leona han implementado con éxito intervenciones costo-efectivas y basadas en datos empíricos, que incluyen planes de lecciones estructurados, fonética, aprendizaje digital y capacitación docente específica, y que arrojan resultados tangibles.

La tecnología presenta una oportunidad de transformación siempre que se permita la igualdad de acceso. Las plataformas de aprendizaje adaptativo pueden personalizar la enseñanza, mientras que el aprendizaje por radio y por móvil, que se ha expandido durante la pandemia de COVID-19, sigue alcanzando a muchos estudiantes que no van a la escuela.

Los programas de educación acelerada (PEA), que no requieren acceso a las instalaciones escolares, también han demostrado ser muy eficaces en todo el continente, incluido Sudán del Sur. Diseñados para atender a los niños vulnerables, estos programas establecen alianzas con las comunidades e integran iniciativas de tutoría, seguridad y autoestima, fomentando un sentido de pertenencia y dignidad, especialmente para las niñas y las mujeres jóvenes.

Datos recientes de Education.org muestran que alrededor de una quinta parte de los programas de educación acelerada fueron financiados total o parcialmente por USAID, por lo que muchos de estos programas, que reducen las tasas de abandono escolar y a menudo permiten a los estudiantes superar a sus compañeros en el sistema formal, están en riesgo si no reciben apoyo adicional.

En la próxima década, África tendrá una fuerza laboral de mil millones de personas de entre 15 y 65 años. La clave para aprovechar este potencial demográfico es la educación – especialmente para las niñas. Tras la conclusión del "Año de la Educación" de la Unión Africana, los gobiernos y otros organismos de desarrollo deben aumentar las inversiones en soluciones costo-efectivas e innovadoras que aborden la crisis de aprendizaje del continente.

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